¿Alguna vez te has sentido engañado?
Piensa en la última vez que alguien te mintió por la razón que sea, y después descubriste que habías sido engañado. ¿Fue un familiar que te prometió algo y no cumplió? ¿O más bien una persona en la que depositaste plena confianza y que acabó traicionándola descaradamente?
Evidentemente, cuando sentimos que se nos ha contado mentiras o no se nos ha dicho la verdad, nos sentimos frustrados y nos enfadamos con el “mentiroso”. Pero… ¿te has parado a pensar cuántas veces te mientes a ti mismo?
Está finalizando el año y estamos en ese momento en el que todos nos hacemos promesas sobre lo maravilloso que será el próximo año y las cosas buenas que están por llegar. Sin embargo, pocos se sientan a evaluar realmente qué falló en el año que se acaba y cómo mejorarlo para el siguiente. En relación con esto, Albert Einstein dijo: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Estoy seguro de que, si alguien te llamase loco, seguramente te sentaría fatal y te enfadarías con esa persona. Si bien es cierta la afirmación de Einstein, ¿no te estarás llamando loco tú mismo todos los fines de año?
Las promesas de Año Nuevo generalmente son inservibles si no tenemos la firme intención de cambiar, de modificar las causas para obtener consecuencias diferentes.
Para este fin de año, haz algo diferente: siéntate, coge papel y bolígrafo o abre un documento de Word, y escribe todas las cosas que te gustaría lograr el próximo año. Después de eso, analiza en qué punto estás con cada una de ellas y reflexiona acerca de las acciones concretas que puedes llevar a cabo para alcanzar las metas que te has propuesto. Guarda este documento de Word o el cuaderno en el que escribas con la intención de hacer un seguimiento periódico (trimestral, mensual, bimensual… lo que prefieras) y, al final del año, haz balance. Te sorprenderá el inmenso poder que tiene el solo hecho de haber escrito tus objetivos y revisarlos periódicamente.
Lo anterior, sin embargo, no es lo único que necesitas. Vas a necesitar pensar, por un lado, en las herramientas útiles para la consecución de tus objetivos y, por otro, en el precio: ¿qué vas a sacrificar para conseguir lo que quieres?
Debemos tener claro que las cosas no son gratuitas, que cambiar tu vida TIENE UN PRECIO. Si no estás dispuesto a pagar el precio de cambiar tu vida, pagarás con seguridad el precio por no hacerlo.
¿Qué necesitas hacer? Si tu objetivo es obtener mejores notas, quizá alguna fiesta deba caerse de la agenda. Tal vez debas pasar menos tiempo viendo series y películas o jugando videojuegos. Si tu objetivo es ahorrar, quizá el precio sea utilizar un móvil tres generaciones por detrás de la más reciente.
No sé cuáles son tus objetivos, pero lo que sí sé con total certeza es que conseguirlos tiene un precio.
Dicho todo esto, mi invitación para ti y para mí es que, de cara a este nuevo año, tomemos conciencia de que no nos merecemos las mentiras que nos decimos. En lugar de eso, regalémonos una buena dosis de verdad que nos acompañe a lo largo de todo el año y del resto de nuestras vidas. Entendamos de una vez por todas que, por más que cambien las fechas del calendario, la tarea de cambiar nuestras vidas seguirá siendo nuestra.
Te deseo, desde el fondo de mi corazón, un año en el que tomes tú el control de tus pensamientos, el control de tus emociones, el control de tus acciones y, en definitiva, el control de tu vida. Pero, sobre todo, te deseo un año en el que no te mientas, porque no te lo mereces.
La verdad que te mereces
